“Pollito” como lo llamaba su mamá la señora María del Carmen creció en una familia de 7 hermanos en el barrio las cruces al centro Bogotá quien conoció los efectos adormecedores y alucinógenos del consumo de inhalar gasolina para desconectarse y no sentir dolor en una realidad plagada de maltrato continuo por parte de su padre quien los golpeaba aún hasta desmayarlos, “ Todos tenemos una cicatriz que nos acompaña de por vida de esos años de maltrato” comentan jocosamente en una reunión familiar, los meses transcurren y es cuestión de tiempo para que nuestro protagonista sea descubierto por sus hermanas inhalando gasolina a lo que es llevado a un internado desde los 10 años hasta las 18 años.

Luego de esto es llevado a prestar el servicio militar en donde conoce el consumo de marihuana, después del ejército el inicia una vida de delincuencia y consumo de drogas que lo llevó a perder su familia y ser recluido en una cárcel, su cuerpo que durante años había sido adormecido por distintas drogas ( Cocaína, bazuco, pegante, alcohol entre otros) ahora se enfrenta a seguir por el sendero trazado por la adicción o entregarle su vida a Dios y darle el valor a su familia, y fue en la cárcel  que voluntariamente tomó la decisión de entregarle su vida a Dios y hacerle la promesa que si lo sacaba de ese lugar destinaría su vida a ayudar personas que hayan pasado por lo mismo que el.

ELPIDIO ORDUZ VALDERRAMA 

Después de unos largos años por fin con su libertad en sus manos se enfrenta a una nueva decisión, continuar la promesa hecha a Dios o volver a un mundo sin restricciones, la familia fue más importante y es así como en el 2003 nace la fundación HOMBRES DE VALOR una respuesta a todos aquellos que, como él han estado en ese mundo oscuro llamado adicción. ¿Qué te detiene para hacer parte del cambio?